martes, 2 de agosto de 2011

Pechos que invitan

1 comentario:

  1. El tema que nos convoca aquí, es el amor por los de nuestro mismo sexo, la atracción por los hombres de pelo en pecho, los músculos y todo lo que de hermoso y varonil, tiene un hombre, yo supe que me gustaba todo eso, desde que fui muy niño.
    Me deslumbraba todo lo que de macho tenía mi padre, un gringo guapisimo, alto, musculoso, rubio y con hermosos ojos celestes, nosotros vivíamos en el campo, en Verano mi padre usaba solo un pantalón corto, un gran sombrero de ala ancha y anteojos para sol.
    Yo soy su único hijo varón, siempre lo acompañaba cuando el iba a supervisar el trabajo de sus empleados, muchas veces estando en pleno campo y cuando el tenía ganas de mear, se bajaba el pantalón y pelaba su descomunal verga, yo no podía dejar de mirarlo, sentía una inmensa admiración por semejante herramienta, el lo hacia con toda naturalidad, como lo que es, seguro que sin pensar que su fabuloso miembro, podía perturbarme.
    A veces mi madre y mis hermanas, se iban por unos días a una ciudad próxima, donde vivían nuestros abuelos, nos quedábamos solos, el y yo, entonces yo me iba a dormir con el, en la cama grande, el dormía desnudo y muchas veces cuando ya amanecía, podía verlo profundamente dormido y destapado, con su fabulosa verga, a veces bien parada.
    Yo me quedaba extasiado contemplándolo en todo su esplendor de hombre, ya no tenía dudas, supe a partir de entonces, cuales eran mis inclinaciones sexuales, aunque era muy niño, pensé que no tenía que hablar de ello con nadie y así lo hice guardando celosamente mi secreto, para los miembros de mi familia.
    Muchas veces nos bañamos juntos, desde mi niñez hasta bien entrada mi adolescencia y era muy común que se le paraba, yo lo miraba masajeársela, y creo que lo hacia con mucha sensualidad, a veces me miraba fijamente mientras lo hacía, pero nunca viví ninguna situación traumática con el.
    Han pasado los años, ahora yo vivo y trabajo en una ciudad, he conocido a varios hombres en la cama, pero puedo asegurar que ninguno con una estampa de hombre como la suya y mucho menos alguno que posea un miembro del tamaño y grosor del suyo.
    En fin esta es mi historia, pienso que tal vez la de muchos o muchísimos, yo no elegí nada, la vida me llevó por senderos que ya estaban marcados pienso, la existencia de cada uno está señalada por circunstancias únicas, cada uno de nosotros es un ser único, valga la redundancia, hoy después de haber sufrido mucho, he alcanzado un equilibrio, una estabilidad emocional, una paz interior, estoy reconciliado con la vida, si bien en algunos momentos me revelé con mi destino.

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